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domingo, 11 de enero de 2009

Diga 33...: ¿FRÍO o CALOR? (I)

FRÍO


Ésta es una de las preguntas que más frecuentemente hace un deportista en el tratamiento y recuperación de una lesión; y no son poca las ocasiones en las que la elección equivocada es la causante de que no se produzca mejoría o incluso que se empeore tanto que se tenga que acudir a urgencias. Recordemos que en casos de traumatismo importante o de efectos sospechosamente limitantes, siempre se debe consultar con un médico. Sin embargo, para traumatismos de poca importancia conviene saber tomar una adecuada decisión inicial.

La decisión se debe tomar en base a los efectos deseados según la fase de la lesión que deseamos tratar. En nuestro caso, al producirse un golpe directo sobre nuestro cuerpo, se produce un daño que debe ser reparado. La reacción inicial es de inflamación con hinchazón y enrojecimiento por el aumento de permeabilidad y flujo vascular en la zona.
Esto tiene la finalidad de inmovilizar la zona (por hinchazón y dolor) y de destruir agentes extraños en el caso de heridas. Sin embargo, en un golpe sin herida no hay agentes extraños y una inflamación descontrolada mantiene el dolor y dificulta un tratamiento rehabilitador precoz. En esta fase, podremos controlar la inflamación con la aplicación de frío, que produce vasoconstricción. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el daño que desencadenó la inflamación sigue existiendo así que, tras controlar la inflamación debemos restringir de manera adecuada según el grado de lesión que se padezca. Si en vez de frío aplicásemos calor, aumentaría el flujo vascular empeorando la inflamación con más dolor y limitación, pudiendo llegar a producirse incluso una pseudoparálisis como ocurre en grandes inflamaciones en el hombro.

¿Cómo se debe aplicar el frío? Puede utilizarse desde una bolsa de gel enfriada en nevera hasta una bolsa de guisantes congelados, pasando por la típica bolsa con cubitos de hielo. En este último caso debe acompañarse de agua para conseguir un mejor acople de la superficie de la bolsa a la zona del cuerpo que deseamos enfriar. Se debe aplicar 3-4 veces al día en sesiones de entre 10 y 20 minutos durante unos 5-7 días, a veces es necesario prolongarlo más días si nuestra actividad está retrasando la curación. El hielo no cura, el reposo sí. Además, hemos de tener mucho cuidado con las quemaduras por congelación. Siempre debemos interponer un paño fino entre la bolsa de frío y el cuerpo, mantener la bolsa con una mano que esté sana –ya que la inflamación hace que tengamos alterada la sensibilidad y no notaremos si nos estamos quemando hasta que sea tarde- y cuando sienta molestias por el frío en la mano, descansar unos minutos y luego proseguir la sesión –no hacer los 20 minutos seguidos-. También debemos tener en cuenta que el frío aplicado en la musculatura sana provoca un aumento de su tonicidad pudiendo llegar a favorecer contracturas.

Continuará...

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