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jueves, 29 de enero de 2009

Diga 33...: ¿FRÍO O CALOR? (II)

CALOR

Tras un periodo inicial, que puede variar desde 7 a 10 días tras el daño inicial, predomina un efecto de reparación del daño con una menor inflamación y con la estructuración de una cicatriz en la zona dañada. Si no ha existido un adecuado reposo, puede perpetuarse la fase inflamatoria o puede llegar a desaparecer la inflamación sin haberse llegado a reparar la zona lesionada. Esto es más frecuente en daños ocasionados por pequeños traumatismos repetidos que no llegan a producir una gran incapacidad en un momento dado pero sí un daño crónico que no se recupera o en lesiones tan grandes que el periodo de inflamación no es sficiente para favorecer la reparación. En estos casos hay muy poca o nula inflamación externa pero persiste un dolor en los momentos de actividad, que debe preocuparnos más cuando aparece también en reposo.

En estos casos debemos favorecer la llegada de elementos reparadores del daño, lo que se consigue con calor local y con adecuados ejercicios de recuperación que deberían ser guiados por personal cualificado. Casi siempre existe un error en la técnica de ejecución deportiva que también se debe corregir. Éstas son las lesiones a las que menos atención solemos prestar y son las que más pueden llegar a afectar a nuestro rendimiento físico a corto, medio y largo plazo.

¿Cómo debemos aplicar el calor? Mediante paños de agua caliente –cuidado con los calentados en microondas por riesgos de quemaduras-, mantas eléctricas, chorros de agua caliente (no al mismo tiempo que con la manta eléctrica, evidentemente), geles, pomadas o sprays de calor… siempre siguiendo las indicaciones el fabricante. No se debe quemar la piel, no deben aparecer ampollas ni debe pelarse nunca la piel… deseamos calentar los tejidos internos lentamente, no dañarnos la piel.



En estas lesiones crónicas, existen momentos de agudización en los que el dolor cambia: hay más dolor, con más inflamación y nuestro estado es francamente peor. En esos momentos NO se debe continuar con el calor. Ha aparecido de nuevo la inflamación y mientras ella esté presente debemos volver al frío. Si pasamos esa fase y volvemos al otro dolor sordo, podremos volver al calor. Finalmente, recordemos que el calor aplicado sobre el músculo sano es relajante y descontracturante –si el músculo está inflamado empeorará el dolor, cuidado con eso-.

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